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[Opinión] Lo que puede no gustar de la banda y hasta crearse odiadores (o casi).

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Éste artículo se empezó a escribir allá por 2016. Lo recupero por mi reciente vuelta al blog con más o menos añadidos y cambios.

«El tío tiene voz de vieja cantando». Creo que cualquiera que sea seguidor de la banda y lee esto en un video relacionado, artículo o querer dar una pista de lo que dice no gustar en otros ámbitos podemos saber de quién habla. Llegamos a ese punto que no voy a discutir, el falsetto de Jón “Jónsi” Þór Birgisson puede acarrear discusiones ya que por sí sola la voz es un instrumento, y si encima le añadimos el hecho de ser en ciertos temas un galimatías suma o resta para según quién.

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Este artículo de opinión ha surgido al leer un comentario bastante «hater» en una web británica que si bien no comparto su punto de vista me ha hecho reflexionar lo que puede, podemos reflejar los seguidores acérrimos de la banda en cuestión y ésta misma.

He escrito en un par de ocasiones unas entradas exponiendo mi opinión sobre los fans, como el hecho de algunos que desprestigian el motivo o forma que se añaden nuevos seguidores, o quienes en parte se quieren sentir especiales, casi superiores.

En esta ocasión sera señalar lo que se puede leer, escuchar y en resumidas cuentas notarse de quienes no les llega el sonido, la marca o en sí mismo el grupo. Y no olvidándose de los repartidores de carnets.

Comencemos con un tema tan querido, y que incluso sin llegar a escuchar más canciones de Sigur Rós puedas haberlo hecho y gustarte, o el que más sin profundizar mucho. Eso quienes de primeras no les pueda atraer el tipo de música pero alguna cae. «Hoppípolla«. En el artículo británico que dije antes, señalan la música para «bebés adultos». Lo primero que se me viene es un bebé gigante con un pañal también enorme aunque con barba hipster y en vez del sonido de llavero replicando, ese tema sonando en altavoces de casa o conciertos como tal. Es curioso. Para mi es un tema que me encanta pero que tampoco creo que define al trabajo global. Han hecho de otras canciones un aire positivo, para algunos estomagantes, pero en cambio a otros les parecerá «un coñazo», «lo mejor en somníferos», «voces e idioma estridente y hacerse guays por no pasarse al inglés y la letra no sea la panacea igualmente»… Y sería una tortura para el que no esté dispuesto a escucharse Popplagið en su totalidad.

Hay que señalar que también forman parte de una cantera de músicos entre mediados y finales de los 90, islandeses y todo el rollo que pueda sonar a factura modernilla, de países del norte, como el que quiere tener un Mac encima de lo último del catálogo de muebles de Ikea. Tampoco ha ayudado a quienes empiecen a cogerles manía (puede ser por los mismos fans como he señalado anteriormente y enlazado artículos propios) y se enteren que han tenido entrevistas secas, desastrosas (como si quisieran invitarlos a «El Hormiguero» de la televisión de España y no entienden el tipo de formato o humor o porque el presentador acapara cosas estúpidas y no siguen el juego), no entender ciertas preguntas u intenciones o si y desmarcarse, y opiniones impopulares (para algunos que al decir no sentirse superiores y ese es tu estilo de sonido o no hacen nada especial pero justo eso acaban de tildarlos de engreídos).

Es una banda que venderán unas decenas, centenas de miles de copias, y sumando millones con los años de sus álbumes. Pero no vamos a decir que venden millones al momento, o saltan en todas las webs de música en portada al menos cada año y colándose sobre otros, revistas y por supuesto si en cada país tiene sus artistas preferidos, nacionales o internacionales. Se puede decir que en estos años han ido creando expectación en sus giras mundiales, y que pese a tener una variedad de países aún no visitados, cuesta el hecho de pensar si lo harán. También es de recibo que hubo merchadising que de forma limitada podían excederse con el precio, pero al final había fans dispuestos por comprar.

Hay que pensar que no es lo mismo una base de fans que pueda llenar un concierto como el que pueda ser más dificil o menos complicado logísticamente y si interesa en capitales.

Otras de las quejas que he leído, entre fans por ciertas ideas, y de quienes no soporten y piensan que es error del «Poochierismo» (el termino, no mío, de algo que intenta ser molón, «cool» pero como dicen los chilenos acabe siendo «fome», sin gracia), de aparecer en estos última década en productos de la TV, como «Los Simpson» o «Juego de Tronos». Eso no se puede negar que lógicamente es promoción, es marketing y también los responsables de esas series gustarle su música (o así declaran tanto por la serie animada como el mismo creador de la serie de libros de «Canción de hielo y fuego» George R. R. Martin.).  Pero mirando años atrás ya hubo una polémica para algunos de abordar en el mercado de EEUU por oportunidades como la película tan hablada por aquí de «Vanilla Sky» de Cameron Crowe. Y mirando listado de temas formando parte de la banda sonora en películas, series y hasta documentales la cosa sigue para largo.

Eso llega a otro punto. Puede ser en un documental de naturaleza de la BBC como la final de programas de talentos, con el resobado montaje del momento sonando «Hoppípolla». O si suena en tal tráiler, que si tal anuncio con animales y medio ambiente…

Hablar de Islandia antes o después alguien mencionará al ahora trío dúo musical. Que no falte algún tema con imágenes de paisajes naturales en una edición de video o programas de viajeros. Incluso puede que para el turismo la gente menciona a tantos grupos originarios de allí y desean estar donde surge su creatividad. Cuando se señala detalles así es como el hecho del término «chico/chica rara» (aunque con los años el primero no se cuestiona tanto o es normalizado, pero la chica poco a poco y ya siendo un producto más con su estética o estereotipo en ficciones) que para algunos les pueda repeler, «mirad estos que se hacen los distintos». En mi opinión es el hecho de apuntar con el dedo, si son modernitos, les debe gustar ir a Starbucks o si el cantante es homosexual y vegano declarado. Porque no hay escándalos que contar (Act. abril 2020: Estos años surgió ciertas evasiones fiscales y la marcha de Orri Páll con toques turbios ocurridos en la grabación del álbum Kveikur en Los Angeles). Lo único más dispuesto a comentarse son ese tipo de ejemplos y cómo va evolucionando su música. Y por supuesto el darles una pátina de intocables, como que el ex-batería es más víctima que la persona que le demandó.

Ese otro punto a comentar, su sonido. Creo que he visto más críticas por quienes son seguidores que los que empiezan a escucharles. O los que para nada no comentarán nada nuevo. Que si ahora son más alegres, que si ahora Valtari es un rollo nada animado, que si Takk está genial, pero que vuelvan al sonido de los primeros (allá en 2005)… con el último lanzado, «Kveikur», para algunos mejoraba a Valtari, otros que mejor el anterior o ya si eso se pasaban a un sonido «dubstep» ¿?. Al final como digo quienes les repele dirán siempre «son coñazo, llavero ante bebés grandes o el de la voz irritante». Pero es curioso lo de si sacan siete discos, para algunos querrían siete iguales. Hay quienes no perdonan que el querido ex-teclista, Kjartan Sveinsson, no haya vuelto a la banda. Como si ésta tuviera el deber moral de hacer cambiar la elección como músico de connotaciones clásicas en los últimos trabajos por su cuenta y su propio camino a que volviera porque, eso, hay que contentar siempre a los fans.

Ahora mismo ninguno de los dos integrantes que quedan, Jónsi y Georg Hólm, han lanzado un comunicado que la banda se disuelve. Mientras, el primero parece prepararse para un retorno como solista. Quizá empiece a fijarme cuales son los comentarios, ganando ésta vez las felicitaciones a Jónsi y echando de menos a la banda. De nuevo, acabaría por haber las repetidas quejas que he expuesto, aunque no hay nada peor que no haya dónde apuntar con sus críticas dolientes para éstas personas con afán de demostrar su desagrado y cierto aire de esnobismo.

Mix de «Hoppípolla» para #PlanetEarth2

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La banda acaba de compartir por redes sociales un mix actual de su mítico tema «Hoppípolla» por motivo de Planet Earth II, la segunda parte de los vistosos documentales sobre nuestro planeta Tierra producida por la BBC. 10 años después han lanzado una secuela y recuperaron el uso del famoso track de «Takk… «, cuarto álbum de la banda para la versión cinematográfica en su tráiler oficial.

 

 

 

Hace un mes lanzaron el primer tráiler de «Planet Earth II» para su estreno en BBC One con la consabida canción, antes de mostrar más videos.

 

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Un mix con una claridad algo mayor de la voz de Jónsi además del coro de voces desde la mitad a final del track. Nunca viene de más el redescubrir este fastuoso tema y reconocer que es de los que más suele gustar para la gente en general que no se haya acercado a su música, además de su entrañable video oficial.

También está disponible para escuchar en Itunes y Spotify.

Mirada personal de discos uno a uno: Takk… Sigur Rós (2005)

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Este blog comenzó su andadura sobre 2008, pese a que ya había tenido dos anteriores en ya.com como bien indico en el apartado de «Acerca del blog». Recién copié un par de entradas sobre mis primeras impresiones a los discos de Sigur Rós, que recién adquirí a partir de finales de 2007, concretamente en Nochebuena.

 

He explicado mil veces como conocí a la banda principalmente por el cine, ya bien argumentado en mi opinión personal sobre el tema de descubrir música en otros medios y ser igualmente o más seguidor. Así que voy a dedicar estas entradas a comentar las impresiones de aquella primera vez que desevolví el plástico, saqué el CD y lo introducí en la bandeja de la torre de música con auriculares preparados, e incluso dónde y cómo fue la compra.

 

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En la víspera de navidad pensé en salir por el centro de mi ciudad, Palma, a buscar un álbum de la banda. Anteriormente había comprado discos sin conocer sus canciones que contenían o muy poca información pero que me habían atraído bastante, pero algo hizo en mi cabeza que debía tener uno físico de la que ahora es mi banda favorita musical.

Probé en algunas grandes superfícies y alguna cadena de discos, pero entonces en la Porta de Sant Antoni encontré la tienda Disco Loco, anteriormente con otra en Vía Sindicato más centrada en música Metal. Recuerdo que la tienda, sobre las 19.30 el ambiente era de sín ningún cliente pero el dependiente a la espera de pasar un rato más debido a la víspera. De forma torpe le pregunté que buscaba algún álbum de «sigur rous» o «saigur rous» (y aún debo saber cual es la pronunciación correcta), el miró en su ordenador y le sonaba tener alguno. Lo absurdo es que tenía un poco más arriba de mi altura enfrente mía en una estantería la copia que poseo. El alzó los brazos un poco y me colocó el objeto deseado a escaso centímetros boca arriba. Sí, había escuchado anteriormente un par de canciones, y reconozco que buscaba uno de los álbumes que conteniese «starálfur» o «Njósnavélin (untitled 4)». Pero por la casualidad o destino, el primer álbum que conseguí en físico fue el maravilloso Takk…

 

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Lo primero que se puede ver es la cuidada presentación, aunque curiosamente sin algún apartado de agradecimientos o créditos. Ante ti una bandada de pájaros y títulos de los temas a pincel, por el diseño de cuento de hadas de los artistas toothfaeries, o sea Lukka Sigurðardóttir (esposa del batería Orri) y Alex Somers (pareja de Jónsi, el cantante principal). Además de la portada y contraportada con ciertas partes hundidas, como la silueta del niño y el nombre de la banda y por atrás la silueta del ave, lo que le da ese toque artesanal, ahora ausente en las ediciones actuales por XL, totalmente planas y sin mucha complicación. (Más información sobre el diseño de los álbumes en esta entrada)

 

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También con la galleta del CD totalmente decorada.

Al empezar la introducción, «Takk…. » uno ya se introduce en la fábula, y siguiendo con «Glósóli» es cuando me enamoré perdidamente del disco, para ir descubriendo grandes temas uno a uno, entre la buenrollista de «Hoppípolla» una de las más queridas por seguidores, y la espectacular «Sæglópur» con esos croares y el clímax constante.

Nunca antes había tenido banda favorita, es más, me sigue sorprendiéndome. Me gustan muchos géneros, bandas o sonidos para dejar de lado el etiquetar. Pero desde ese instante me irradiaba algo magnífico y enseguida los años siguiente fuí a la búsqueda de más discos en físico y llegar a estar atento ya a la fecha de salida de los nuevos.

Si en el concierto que estuve presente en febrero de 2013 en Barcelona, no deseaba escuchar temas en directo  mentiría como un bellaco. No fué hasta en 2011 con el álbum INNI que contenía ciertas versiones en directo de temas del álbum que no me dí cuenta de lo genial que sería estar ante pocos metros de su actuación 2 años después.

A día de hoy, sobre todo con «Sæglópur» aunque también temazos cada uno de ellos, como «Mílanó», «Svo Hljótt»… siento sus vibraciones en altavoces, auriculares con la misma pasión y para qué mentir, placer, eargasm como se dice en internet por comentarios en inglés de temas musicales.

Mi primer disco de Sigur Rós. «Takk… «. Esto es empezar bien, demasiado bien 🙂 Y no fué hasta dos meses después que conseguí, en Madrid, mi 2º disco de Sigur Rós. Pero eso es otra historia, para la semana que viene.

«Y dijo gracias a su público».

Transiciones entre canciones: ¿un arte en álbumes de Sigur Rós que va a menos? (2/2)

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He aquí la segunda y última parte de este repaso al uso de transiciones, nexos entre canciones para darle ese aire de unidad a todo un disco o entre temas.

 

Takk…

 

Antes de acabar con los 2 minutos de Intro, escuchamos reminiscencias, ciertos sonidos que nos suenan familiares en el primer single del cuarto álbum de la banda, Glósóli, justo al comenzar el tema. Lo curioso es que para acabar escuchamos un sonido que parece darle un cierre definitivo a los sonidos del comienzo del disco.

Empieza el tercer tema (y tan exitoso single) del disco: Hoppípolla, donde sus primeras notas son a piano y poco a poco se suman más instrumentos : ). Pero vamos a lo que interesa y es que este mítico tema nunca (o al menos creo que es algo muy excepcional) nunca se toca en actuaciones sin el siguiente track, Með blóðnasir.  En los últimos segundos de Hoppípolla escuchamos junto con instrumentos de viento unos toques de remezcla electrónica que se van apagando pero vuelven a aparecer ¿lo adivináis? en el siguiente tema. Y es que ambos temas como digo son normalmente inseparables, de las pocas veces que un tercer y cuarto track se escucha en orden, salvo que fuera alguna actuación del tipo sinfónico, o casualidad de tocar hits seguidos.

 

Sé lest se nos presenta de incógnito si no nos damos cuenta de esos segundos en silencio entre el anterior track y este otro. Notamos la presencia por ciertos toques electrónicos y desaparecen de escena para xilófonos y voz de Jónsi, para poco a poco sumarse más voces y sonidos, como los consabidos violines magníficos de Amiina.  Vamos escuchando hasta una aparición inesperada de una sección viento metal (algo que hasta en conciertos como los vistos en Heima, era usada de sorpresa viendo esta banda de músicos venir de fuera del escenario), pero de nuevo se apacigua para acabar el tema… y suena como unos «croares»… ¿Qué viene ahora?

 

Aunque comience de forma más abrupta, «Sæglópur» se le va añadiendo esos «croares» a los pocos segundos. ¿Véis que la mayor parte de temas tienen sus conexiones? :). Este fantástico 2º single se sigue tocando (para mí y todos una pieza esencial para un directo inolvidable) en las giras y esos croares siempre avecina lo épico. Pero de nuevo no nos vayamos por las ramas, aunque su majestuoso cierre realmente no tiene ningun nexo, ‘ouch’, sólamente se amortigua el sonido y poco a poco «vuelve» y empieza el 7º track, Milanó. Este track es otro donde un gran clímax da a lugar un final que se va apagando. Pero sorpresa, a los pocos segundos de acabar, como si lo escuchásemos a la distancia nos llegan los primeros compases de Gong.  Ahora… venga, decidlo: si, las últimas notas de Gong son las mismas primeras de Andvari. Como he dicho varias veces, ya llevamos unos cuantos álbumes comentados que quieren evitar que tengamos en la cabeza «y aquí acaba el track» de forma tan consciente. Sabemos que empieza otros temas pero la «magia» es por cortes tan abruptos, o no sólo bajar el volumen de la anterior canción, sino que de forma natural nos venga otros temas, o el final de estos sean los comienzos de los siguientes.

En cambio para Svo hljótt no tenemos ningún «adelanto», tan sólo el ir emergiendo lentamente. Justo, pero justo, en el último segundo del tema escuchamos un rasgueo de guitarra que forma parte del inicio del último tema del álbum, Heysátan. Sín duda tiene muchos nexos pero también son detalles no tan a la vista, por la ya explicada sutileza de acabar y empezar un track.

 

 

Með suð í eyrum við spilum endalaust

 

Con ese enérgico comienzo que es Gobbledigook (el primer single del álbum), que retumba hasta el último segundo, y no es en el 2º track (también segundo single) que sus primeros segundos son en silencio para dar paso a una especie de grabación como antigua y seguidamente un sonido más actual. Pero Inní mér syngur vitleysingur tiene truco, y es que al dejar resonar los instrumentos al acabar de tocar, se «cuelan» en el siguiente tema para los primeros segundos de Góðan daginn. Esta vez no hay más que segundos en silencio antes de acabar.

Við spilum endalaust, cuarto track y tercer y último single del álbum, es otra canción de caracter festivo y alegre, aunque curiosamente deja más margen al descanso en segundos silenciosos antes de comenzar Festival. Este tema que empieza tan sencillo y antes de la mitad sueltan toda la tralla, finaliza de forma relajada con un espontáneo silbido (ni idea de quién del grupo) y se cuela, por una centésima en el track de Með suð í eyrum antes de dar paso al piano. Esto provoca también una ilusión de pasar a un track «sin» previo aviso. Este tema no tiene «conexión» alguna pero si un intrigante sonido de ¿algo caer? mínimamente pesado pero algo retocado en la mezcla.

Ciertos segundos antes y cuando comienza Ára bátur en silencio, para dar paso al piano y la voz de Jónsi. Este majestuoso tema, jamás reproducido en directo como conciertos, pero si grabado para el álbum y hasta su correspondiente video, en los míticos estudios de Abbey Road Studios con orquesta y coro londinenses no tiene nexo en sí, ni con Illgresi y esta con Fljótavík. Realmente es un disco que apenas he visto dos nexos entre dos canciones. ¿Empieza a estar de lado este sistema en álbumes?

Pero entonces Straumnes si que tiene un sonido ambiental que sigue sonando unos segundos al final, conectando con All alright, la última pieza y muy intimista con piano y Jónsi cantando en inglés.

 

 

Valtari

De forma algo disimulada al acabar el primer tema del disco, Ég anda, escuchamos el comienzo de ese sonido de vinilo crujiendo en el altavoz, siendo lo primero que suena en el 2º tema, Ekki múkk. Pero entonces aquí viene cierta desilusión, y es que no vuelve a haber tal transición en el álbum hasta el final del 5º track y tan fúnebre título, Dauðalogn (¿muerte en calma? ¿calma mortal?) que sus últimos segundos cierta cuerda estridente precede a Varðeldur, una versión actualizada con una voz de fondo de Lúppulagið que escuchamos por vez primera en el álbum y film INNI. Por los tracks restantes no escucho más que el volumen resurgiendo de un silencio.

 

Kveikur

Y acabo con este tema de dos partes con el último álbum lanzado, que además en el comentario que le dediqué de forma exhaustiva ya mencioné su única transición:

 

Al poco antes de acabar Ísjaki empieza a sonar el comienzo de Yfirbord. El resto de tracks sólamente usa los silencios muy corto hasta el último segundo para sonar el siguiente track.

 

Se puede entonces confirmar que desde el primer disco, Von, hasta Kveikur ha ido menguando este tipo de conexiones de los tracks del CD. Quizás mi idea era reivindicar esta técnica para mi bastante curiosa y que en vez de escuchar temas favoritos salteados, el escuchar un álbum tenga como un «todo»  y progresivamente se pasa a cada uno de los temas. Eso también es notorio cuando los tracks eran más largos en los primeros discos y además iban reproduciéndose de forma más disimulada, y sin desfavorecer a la hora de elegirlos aleatoriamente.

 

¿Será el futuro 8º disco el primero que no haya transición alguna, salvo silencios de forma ajustada? Eso ya sera de aquí un tiempo, y mientras experimentad este tipo de ¿narración» en sus primeros álbumes.

 

¿Plagios u homenajes? Canciones que suenan muy familiares de Sigur Rós y Jónsi en la publicidad.

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Antes que nada, siendo un tema que trata de apropiarse de ciertos trabajos de la banda, pues irónicamente no iba a esconder que este tema ya se habló en la web oficial, Eighteen seconds before sunrise. Y parece que se va actualizando ya que he entrado a mirar comentarios mientras escuchaba «Go Do» de Jónsi en el canal oficial de Parlophone, la discográfica del álbum de 2010, y según leo surge uno que dice: «¡Gomitas trululu!»

 

 

 

 

 

Demasiado familiares, diría yo 😀 En el anterior enlace que dejé podéis ir viendo, escuchando más bien, los resultados de una cara bien dura de publicistas. No voy a enlazar todos pero si los que me han hecho risa de tal nivel de desfachatez.

 

 

 

Hoppípolla

 

 

Svefn-g-englar

 

 

Olsen Olsen

 

Ya vemos que desde hace más de 5 años además de «homenajes» se escucha canciones oficiales. En la web hablan que no es lo que parece, que suelen dar permiso, siempre y cuando sean avisados del uso y que no ganan o piden cobrar. Se interesarían más para anuncios de acciones humanitarias, de caridad, medio ambientales, cultura, etc. En todo caso el tema es cuando hayan pedido permiso o no, creo que los plagios siempre serán polémicos, ya que al fin y al cabo si no se dá el aviso y encima suena extrañamente familiar y hasta puedas recrear escenas como un video musical oficial es cuanto menos mínimamente molesto, no por la banda en sí: realizadores de videos oficiales, productores, músicos, los arreglos, las horas de mezcla de sonido y por supuesto horas de composición.

En todo caso habrá que tomárselo con humor. Y recordar cuando realmente usan sus canciones y no… homenajes.

Besos y cameos en los videos musicales de Sigur Rós

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Si hay algo que se puede decir con toda seguridad de los videos musicales oficiales de la banda islandesa, es que no dejan indiferente a nadie. Y el haberlos visto de nuevo me he fijado en ciertos detalles curiosos, siendo el de esta ocasión la de los besos.

Svefn-g-englar

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Los últimos momentos del video de «Svefn-g-englar» son protagonizados por el beso más que real, siendo integrantes de un grupo de teatro formados por estos «ángeles terrenales», jóvenes actores que comparten su condición de síndrome de Down. Esta pareja estaba recientemente prometida, con anillo y todo en el año de su rodaje.

Un curioso video casero del grupo, presentes en el rodaje del video musical. Lástima de la calidad patatera pero sus subítulos en inglés son graciosos.

Viðrar vel til loftárása

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El polémico beso de «Viðrar vel til loftárása», de dos niños compañeros de equipo de fútbol. Pese a la negación del padre de uno de ellos que esten juntos y menos de compartir unas muñecas, deciden celebrar el gol de la victoria mostrando su amor abiertamente en el campo de juego.

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Jónsi, reconocido homosexual colaboró con un cameo del entrenador de fútbol del equipo infantil del video musical. Irónicamente, después que esté atrás de plano animando a su equipo vemos un primer plano, de perfil con un rostro de asombrado por tal muestra de afecto. Vemos también una referencia a un libro de la biblia caer al suelo, por como condiciona más de medio mundo aún a  día de hoy.

Hoppípolla

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El famoso video de «ancianos jugando como niños» tiene un beso más escueto y discreto, siendo una pareja protagonista de los niños-ancianos en sus chiquilladas por unas frías calles de Islandia. Pero lo más curioso es que fue el primer video que la banda hizo un cameo completo:

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Orri, el batería, a punto de ser asustado por los petardos de estos ancianos pillastres

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Georg Hólm, el bajista, como un vecino atareado viendo pasar a los ancianos de camino a su juego de batalla campal con otro grupo rival.

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Kjartan Sveinsson, el ahora ex-teclista de la banda, en un gracioso cameo como víctima del «tocar timbre y correr» de los traviesos ancianos, con pipa en mano.

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Jónsi, vocalista de la banda, como un tendero de ultramarinos estando al acecho de la visita de los niños mayorcitos de posibles pequeños hurtos.

Gobbledigook

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En «Gobbledigook» vemos una escena rápida de una joven pareja retozando en el bosque, siendo naturistas y libres en ese entorno natural.

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De forma fugaz, vemos un cameo de Jónsi haciendo de percusionista del tema. Se le identifica por su perfil y esa purpurina en mejillas, característica de la gira de 2008.

Brennisteinn

Recientemente en el video oficial de Brennisteinn pese a ciertas características pecualiares, es de los más «normales», con apariciones de la banda tocando el tema en primer plano y hasta unas capturas de ellos como si les saliera un gas amarillento verdoso, azufre.

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Game of Thrones (Juego de tronos): 4×02

 

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